14 octubre, 2006

KÄZTIN OVËRÐI (El Castillo de Acero IV)

IV
La Nación del Bosque

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

Fërich era el hermano mayor,
de fuertes brazos y sonrisa agradable.
Fërnit nació segundo,
inteligente y honrado,
el más noble de todos.
Fëriat, el más chico, compensó
su edad con valentía en el combate.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.


De los tres hermanos sólo
Fërich salvó la vida en la batalla
librada al margen del río.
Aquella noche veló los nobles cuerpos
de los reyes fenecidos y los soldados
que viajaron al Mundo Superior.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.


Al día siguiente reunió a los tres pueblos
para formar uno sólo.
Eligió como casa aquel gran castillo.
Tomó para sí el bosque,
pues mucho le había ayudado en la victoria,
y extendió sus dominios
más allá del Valle Oscuro del sur.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.


A la nación le llamaron
pĩal woulði ovërði,
El País del Bosque de Acero,
y fue el más hermoso y magnífico
que los Hombres han podido crear,
porque unieron su amor a la vida
con el amor a los árboles en armonía.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

Todas las tardes del verano
el rey salía al pasear por el bosque,
tanto quería a su tierra,
y se extraviaba por los senderos
de hojas hasta encontrar
con la aurora el camino de vuelta
a su casa. Nada temía ahora.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

Su canto se oía entre las ramas,
su gente dormía en los troncos,
la corte Ferĩchka vivía en euforia
continua al danzar al lado de duendes y hadas.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

Cincuenta años reinó allí Fërich
hasta que los años alcanzaron
su alma y murió. Su cuerpo fue enterrado
en el centro del bosque para
que desde allí pudiera protegerlo
de seres malvados que quisieran
apoderarse de los suyos.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.


El Bosque de Fërich recibe su nombre
del benévolo rey que tanto amó un pueblo.
Y la conquista del bosque
y la creación del Castillo de Acero
son las más grandes hazañas
que se puedan contar de la época
en que los mortales combatían al lado
de los Descendientes de los Cuatro Grandes.

Alguien salió
al bosque a cazar,
nadie lo vio:
se puso a cantar.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.

La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

07 octubre, 2006

KÄZTIN OVËRÐI (El Castillo de Acero III)

III
La Gloria Alcanzada

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.

Se ha enviado el mensaje al Rey Fërich
para que reúna a sus hombres
y viaje a occidente a ayudar
al hermano que herido se encuentra.
En el Bosque lo espera el puñado de gente
que por un año ha logrado sobrevivir

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


¡Salgan los espadas a combatir
porque la noche se aleja
dejando el campo cubierto
por miles de seres deformes!
¡Salgan guerreros fernĩkaz,
aún hay sangre por derramar!

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


¡Vengan los jóvenes de fuertes brazos
a portar el casco y llevar la lanza,
los niños a los muros vayan!
Mientras las mujeres atentas estén
a las flechas incendiarias
o los hogares se quemarán.
¡Griten el canto de muerte,
ahora es tiempo de alcanzar
la inmortalidad, el favor de los Dioses!

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


Cien son los hombres que combaten
al frente del Castillo de Acero
para proteger a los suyos.
Cien más un grupo de niños
dispuestos a morir con valor.
Cien los que luchan contra el ejército
que invade destruyéndolo todo.

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


En la lucha muere el rey Fërnit,
su hijo Ferĩando el valiente,
que con quince años mató a treinta soldados,
los duques Nutërvat y Remĩndrel,
los hermanos gemelos…
de los cien quedan treinta.

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


El olifante se escucha cercano
con el alba del segundo día,
y la aurora revela al ejército
que Fërich trajo consigo:
por miles se cuentan los guerreros.
Acompaña a éste el hermano menor,
Fëriat, por honor a la familia.

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


Los caballeros rompen la fila enemiga
y los Hombre-murciélagos huyen,
se pierden en el Bosque,
otros se ahogan en el Río.
Gloriosa es la victoria alcanzada
por Fërnit y los suyos.
Agoniza y muere junto a sus hermanos:
Fërich erige un túmulo para él
y los hombres caídos.

Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.


La gesta recuerda al hombre,
hay que cantar,
que salvó a todo un pueblo:
una nación nacerá.

03 octubre, 2006

KÄZTIN OVËRÐI (El Castillo de Acero II)

II
La Creación de la Fortaleza

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.

Han subido con los niños en brazos
y la espalda destrozada
por el peso de la lluvia
que cae desde el Mar de Estrellas
cuando lloran los Dioses.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


En la noche una hoguera gobierna
el bosque y el Río Numôn,
ni medio pueblo logró salvarse
y las almas de los muertos
son enviadas al Mĩdheim
encomendándolas a Fûlkarp.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


Con la fuerza de sus brazos
mueven la roca y la ordenan
hasta crear poderosos muros,
tan fuertes como si Nôvar mismo
los hubiese hecho con su poder.
Otro ataque no temen arrinconándose.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


El bosque proporciona sus casas,
el río su alimento y la tierra su corazón.
Las armas de los suyos son fundidas
para revestir los muros
y unirlos con argamasa indestructible.
Terrible es su labor diaria
mientras los niños asoman las cabezas
en espera de los "demonios".

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


El Castillo hecho de acero está listo,
los difuntos serán sus protectores,
y brillará desde las alturas
para demostrar al mundo
la unión del Hombre con la Naturaleza
hasta que los tiempos cambien
y los corazones se corrompan de nuevo.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


El tiempo sigue su curso mortífero
y las estaciones regresan
con el derramamiento de más sangre,
los arroyos se tornan escarlatas:
pronto volverán a atacar
los Hombre-murciélagos
que no han saciado su sed.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


Cien guerreros defienden la fortaleza,
cien soldados que se salvaron de la catástrofe
para enfrentarse a una peor:
la ira de aquellos que envidian
la armonía de los otros.

El monarca está alegre
se puso a cantar,
felices todos ya son:
a salvo están.


Han sobrevivido el embate,
el ejemplo dan
de la resistencia humana.
Hay que cantar.