I
Danzaba el viento alrededor de la calle hojalata,
cómo, es simple:
de la misma manera como lo hace el mar
cuando las gaviotas hacen su ritual
en la Isla Solitaria donde moran los Atlazianos;
danza al igual que la espuma roja
de El Abismo del Fin del Mundo:
cubre la tierra, eleva las flores,
invade el corazón del viajero.
Danza la Luna alrededor del Gran Templo,
allí donde oran los sacerdotes a Eítal preciosa.
Es falbuloso ver la noche:
el Reino de Xôlot; de Eítal, la bellísima diosa,
las Estrellas que coquetean con lo marineros del sur.
Cantemos juntos, a la orilla del mar.
Cantemos, que pronto hemos de ver la Gran Isla.
Vamos todos, moved los remos
o no llegaremos al hogar.
II
El Templo de Nôvar espera
el desfile de hombres armados.
Las banderas ondean
y las aves cantan
la llegada de los nuevos señores.
Ay, ay, ay, El Nuevo Hogar.
La Casa de Zounteo aguarda,
del gigante que permanece
sumergido en el este.
De allí parten las calles grises
hacia los cuatro vientos.
Ay, ay, ay, El Nuevo Hogar.
El Puerto está lleno de velas
que arribaron por miles,
les saludan los Märalz
desde la costa opuesta.
todos somos iguales...
mientras los Kintz no perescan
lucharán hasta la muerte.
Ay, ay, ay, El Nuevo Hogar.
La tierra se labra
al norte de la antigua Utûmia,
ahora que los atlazianos
llegaron del mar.
Se erigen su casas y templos.
Ay, ay, ay, El Nuevo Hogar.
Vengan, hermanos, en barcos cargados de hombre delgados
que arribaron desde Ätlaz, la isla de oriente, El Ojo del Pez.
Vengan, serán bienvenidos los Hijos de Dûrrai, la Adivina,
que por mares oscuros han navegado durante años.
Vendrán de la tierra más dolorasa que ha habido en Mível:
la hermana ciudad de Zarävia, la Blanca, la Ciudad de Mármol;
de Gôlverg, la Azul, la Ciudad de los Dioses y grandes guerreros,
de Utûmia, la Negra, el hogar de los Hijos del Lobo.
Ay, ay, ay, El Nuevo Hogar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario